martes, 5 de febrero de 2008

lourdes


esta es una foto de lourdes

hija de ema y jose.

el fuerte ya no se ve tan fuerte como antes

sera el sol sandunguero quizas?
ahora en cambio aparecen como piedras


estas fotos son del fuerte de Niebla, tal vez había allí arriba una de esas mini águilas, no recuerdo.. que loco!

cabeza


como reflejan el sol en el mercado sus cabezas
dueñas de quedarse quietas
dentro de su propio carnaval cuando los lobos marinos no se las comian, como tules tienen ellas las pesca,s.

estas ahora?


esta es la pesca del mercado de valdivia mas rica la pesca

PULSAR

me gusta esta canción, siempre me ha gustado, y creo que a ti también te gustará, o siempre también te ha gustado..

esta es nuestra ventana


con una pelota de vidrio que sirve de tapa todo se ve alreves,

cumulo de gentes en la playa y kutama que espera por un paseo ayer fuimos al fuerte que no se veia tan fuerte como antes habian mini aguilas que chillabany volaban tan cerquita que nos emociono y nos tiramos tambien rodando por lo verde con la jo y gaston, quedamos bien pastosos los tres y dos mini mellisitos de tres años nos imitaron era gracioso, hace quizas 10 años atras estuve en este lugar...10 años que a vecez parece nunca pasaron a vecez cuesta persivir el paso del tiempo

linda niebla


abajo mojan sus pies en un agua muy calma-clama extraña al mar chileno mucho sol que se a llevado laniebla.muchos quitasoles y una tela de araña que brilla porque esta sobre el sol, esta es niebla de ayer

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hoy terminé de traducir por fin un libro sobre Banksy, y tuve un 'viaje' no del todo agradable al terminar un artículo, que aquí dejo:

Manifiesto

Extracto del diario del Teniente Coronel Mervin Willett Gonin DSO, quien estuvo entre los primeros soldados ingleses en llegar al campo de exterminio nazi de Bergen-Belsen, el que fue liberado en abril de 1945 cerca del final de la Segunda Guerra Mundial.

No puedo dar una descripción adecuada del Campo de Horror en el cual mis hombres y yo mismo gastamos el siguiente mes de nuestras vidas. Era apenas un árido desierto, tan pelado como un gallinero. Cadáveres colocados en cualquier parte, algunos en pilas inmensas, a veces colocados por separado o en pares donde habían caído.

Me tomé un breve tiempo en conseguir ver a hombres, mujeres y niños desplomarse mientras caminabas sobre ellos y refrenarme para ir en su ayuda. Uno tenía pronto la idea de que el individuo solo no contaba. Uno sabía que quinientos morían al día y que quinientos al día pasarían moribundos antes de cualquier cosa que pudiéramos hacer tuviera el efecto más leve. No fue, sin embargo, fácil ver a un niño estrangulado de muerte por la difteria cuando sabes que una traqueotomía y enfermería lo salvaría, uno vio mujeres ahogadas en su propio vómito porque estaban demasiado débiles para darse vuelta, y hombres comiendo gusanos, como cogían media barra de pan sin nada, tuvieron que comer gusanos para vivir, ahora apenas podría decir la diferencia.

Pilas de cadáveres, desnudos y obscenos, con una mujer demasiado débil para sostenerse en pie contra ellos mientras cocinaba el alimento que le habíamos dado sobre una fogata; hombres y mujeres agachados en cualquier parte del campo abierto aliviándose ellos mismos de la disentería que les fregaba los intestinos, una mujer de pie completamente desnuda lavándose con algo de jabón el recuerdo de un niño perdido.

Fue pronto después de la llegada de la Cruz Roja Inglesa, aunque no puede tener conexión, que llegó una cantidad muy grande de lápices de labios. Esto no fue en absoluto lo que los hombres queríamos, gritábamos por centenares y millares de otras cosas y no sé quién pidió lápices de labios. Deseo tanto poder descubrir quién lo hizo, fue la acción de un genio, una brillantez auténtica y completa. Creo que nada hizo más por esos internos que el lápiz de labios. Mujeres tendidas en la cama sin ningún cobertor y ningún camisón pero con labios rojos escarlatas, las viste vagando con nada excepto una manta sobre sus hombros, pero con labios rojos escarlatas. Vi a una mujer muerta en la mesa funeraria y cogida en sus manos había un pedazo de lápiz de labios. Por fin alguien había hecho algo por hacerlos individuos otra vez, ellos fueron alguien, ya no solamente el número tatuado en el brazo. Por fin podrían tomar un interés en su apariencia. Ese lápiz de labios empezó a devolverles su humanidad.

Fuente: Museo imperial de la Guerra

Y así, hay viajes de todo tipo, unos para descansar y otros para reflexionar..